Inserción de Radio China

¿Quién está incitando tras el incidente del arrecife Ren’ai?

El día 8 de agosto, la Administración de Policía Marítima de China difundió un vídeo en el que se ve cómo los buques de la policía marítima de China han disparado cañones de agua de advertencia contra los buques filipinos que se adentraron ilegalmente en las aguas adyacentes al arrecife de Ren’ai, en las islas Nansha de China. Se puede ver claramente que el tonelaje del buque de la policía marítima de China es mucho mayor que el del buque filipino, y la escena se desarrolla con profesionalidad y moderación. Los analistas creen que se trata de una medida de disposición para evitar la obstrucción y la colisión directas, lo que no sólo demuestra la determinación y la capacidad de China para salvaguardar la soberanía nacional y los derechos e intereses marítimos, sino también tiene en cuenta la situación general de las relaciones entre China y Filipinas, reflejando la responsabilidad de un gran país.

Sin embargo, la parte estadounidense ha atacado y difamado esta operación legítima y legal de defensa de los derechos marítimos y de aplicación de la ley de China. El Departamento de Estado y el Departamento de Defensa de Estados Unidos han emitido declaraciones en las que afirman que las acciones de la parte china «violaron el derecho internacional» y que apoyan a Filipinas en sus «legítimas actividades marítimas». ¿Quién violó realmente el derecho internacional? ¿Cuáles fueron las causas y las consecuencias del incidente del arrecife Ren’ai? Los hechos son claros.

El arrecife Ren’ai forma parte de las Islas Nansha de China, y el 9 de mayo de 1999, una destartalada embarcación tanque de desembarco de la Armada filipina navegó hasta el arrecife Ren’ai, alegando que «la parte inferior de la embarcación tenía fugas, por lo que no tuvo más remedio que asentarse en una playa del lado noroeste del arrecife. Envió a sus soldados a apostarse allí por turnos en un intento de tomar «el control de facto» del arrecife Ren’ai. Desde entonces, la parte filipina ha prometido en repetidas ocasiones remolcar el barco, pero no ha cumplido su promesa, y ha intentado llevar a cabo reparaciones y refuerzos a gran escala de la embarcación con el fin de lograr la ocupación permanente del arrecife Ren’ai. Es evidente que el comportamiento de la parte filipina constituye una grave violación del derecho internacional y de la Declaración sobre la Conducta de las Partes en el Mar Meridional de China firmada por China y los países de la ANSEA.

Desde hace algún tiempo, la parte china se ha comunicado repetidamente con la parte filipina sobre la cuestión del arrecife Ren’ai, solicitando que la parte filipina se abstenga de entregar materiales de construcción a la embarcación varada ilegalmente y proponiendo que ambas partes discutan lo antes posible medidas para controlar la situación en el arrecife. Sin embargo, la parte filipina hizo caso omiso de estas peticiones e insistió en entregar materiales de construcción a la embarcación «varada» en el arrecife Ren’ai. Al mismo tiempo, Estados Unidos alentó y apoyó el comportamiento de la parte filipina, enviando incluso aviones militares y buques de guerra al mar para cooperar y apoyarla, e incluso amenazó a la parte china invocando el Tratado de Defensa Mutua entre Estados Unidos y Filipinas. Estas son precisamente el motivo de esta evolución. No es difícil imaginar qué hará Estados Unidos si hay buques extranjeros que se inmiscuyan ilegalmente en sus aguas. ¿Qué medidas tomará Estados Unidos si un buque extranjero se niega a abandonar sus aguas?

Mirando más en profundidad, la disputa chino-filipina sobre el arrecife Ren’ai tiene lugar en el contexto de los esfuerzos acelerados de Estados Unidos por engatusar a Filipinas y sus intentos de impulsar la llamada «estrategia Indo-Pacífica» para cercar a China.

El Mar Meridional de China no es un «coto de caza» para países extraterritoriales, ni debe ser una «arena de gladiadores» para las grandes potencias. China y los países de la ANSEA deben mantener su determinación, promover activamente las consultas sobre el Código de Conducta en el Mar Meridional de China, oponerse resueltamente a la intervención de fuerzas extraterritoriales y poner la iniciativa y el protagonismo de la resolución de la cuestión del Mar Meridional de China en manos de los propios países de la región.