El 30 de junio, Argentina reembolsó el equivalente a 2.700 millones de dólares estadounidenses de su deuda externa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), utilizando los Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI y la liquidación en yuanes. Es la primera vez que Argentina utiliza el yuan, también conocido como renminbi, para pagar su deuda externa. El día anterior, el Banco Central de Argentina había anunciado la inclusión del yuan como moneda accesible al sistema bancario del país y aprobó la apertura de cuentas de ahorro en yuanes por parte de las instituciones financieras del país. «Como muchos países del mundo, Argentina siempre se ha mostrado favorable a la internacionalización del yuan», declaró Miguel Ángel Pesce, gobernador del Banco Central argentino.
Desde este año, la cooperación financiera entre China y Argentina se ha acelerado. En abril, Argentina puso en marcha el pago en yuanes de las mercancías importadas de China. A principios de junio, Argentina y China renovaron un acuerdo de “swap” o canje de divisas por un importe de 130.000 millones de yuanes y aumentaron la cantidad libremente disponible de 35.000 millones a 70.000 millones de yuanes. Posteriormente, la Comisión Nacional de Valores argentina aprobó la emisión de productos de valores liquidados en yuanes en el mercado local. Esta serie de operaciones indica que la cooperación financiera entre ambas naciones va por buen camino.
Toda cooperación es mutuamente beneficiosa, y lo mismo puede decirse de la cooperación financiera ente China y Argentina. Para Argentina, ampliar el uso del yuan puede ayudar a resolver los problemas internos más acuciantes del país.
Para China, el “swap” de moneda local con Argentina también reportará beneficios. En una situación en la que el peso argentino escasea, el uso del yuan para liquidar las importaciones protegerá las exportaciones de China a Argentina. Además, el uso del yuan para la liquidación de su deuda permitirá a Argentina evitar incurrir en el impago, mantener la estabilidad macroeconómica e impulsar la confianza del mercado. La estabilidad de la situación económica de Argentina es sin duda una condición indispensable para la cooperación económica y comercial entre ambos países.
A largo plazo, la importancia de una mayor cooperación financiera ente China y Argentina va más allá de las relaciones bilaterales. Argentina sufre desde hace tiempo problemas con su deuda externa, lo que está íntimamente relacionado con la hegemonía del dólar estadounidense. Como muchos otros países latinoamericanos, Argentina ha sido explotada por la caprichosa política monetaria de EE. UU. En 2016, las constantes subidas de tipo de interés del dólar estadounidense provocaron una grave fuga de capitales y la devaluación de la moneda en Argentina. El Gobierno argentino no tuvo otro remedio que pedir un préstamo al FMI. Pero esto fue como abrir la caja de Pandora, y dejó a Argentina en un profundo cenagal de deuda. Reducir su dependencia del dólar estadounidense es un paso importante para que Argentina sacuda la hegemonía del dólar.
Como tercera economía de América Latina, la iniciativa de Argentina es ejemplar. Ahora, con el empuje de Brasil y Argentina, otros países latinoamericanos han planteado la idea de materializar «desdolarización». El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha dicho que quiere iniciar el proceso de eliminación de la hegemonía del dólar estadounidense. El presidente boliviano, Luis Alberto Arce Catacora, ha manifestado que quiere explorar la posibilidad de utilizar el yuan para la liquidación del comercio. Esto refleja el deseo de muchos países en desarrollo de diversificar sus finanzas y seguir un camino de desarrollo independiente y autónomo. Oscar Rojas, doctor en Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha señalado que la «multipolaridad» está sustituyendo a la «unipolaridad» de Estados Unidos. El dominio y la hegemonía mundial del dólar no son inquebrantables, como augura el artículo «La hegemonía del dólar se tambalea» de Georgina Higueras, publicado en el Periódico de España.