Con motivo del 25º aniversario del retorno de Hong Kong a la patria, el primer ministro británico, Boris Johnson, y la secretaria de Desarrollo Exterior, Liz Truss, emitieron declaraciones, respectivamente, afirmando que la parte británica tiene una «responsabilidad histórica» con los residentes de Hong Kong en el marco del Acuerdo de la Declaración Conjunta Sino-Británica, declarando con tono amenazador que «no renunciarán a Hong Kong». Esta ridícula actuación política refleja que los antiguos colonialistas no quieren aceptar el hecho de que el «imperio en el que el sol nunca se pone» se ha desvanecido hace mucho tiempo.
Cualquiera que conoce la historia de Hong Kong sabe que la Declaración Conjunta Sino-Británica firmada por los gobiernos chino y británico en diciembre de 1984 tenía como objetivo resolver el problema del retorno de Hong Kong. El contenido central es que China reanuda el ejercicio de la soberanía sobre Hong Kong. Después de que Hong Kong regresara a China el 1 de julio de 1997, se cumplieron los derechos y obligaciones relacionados con el Reino Unido en la declaración. La base para que el gobierno chino gobierne Hong Kong es la Constitución y la Ley Básica de Hong Kong y no la Declaración Conjunta Sino-Británica. El Reino Unido no tiene soberanía, administración ni supervisión sobre Hong Kong tras el retorno a la patria.
En la sociedad del Hong Kong actual, amar a la patria y Hong Kong ha sido la corriente principal, y no hay lugar para que los colonialistas hagan el mal. Esos políticos británicos que expresan «preocupación» por Hong Kong deben preocuparse por cómo arreglar su desorden en su país.
El día 28, hora local, la primera ministra del gobierno escocés, Nicola Sturgeon, anunció que el segundo referéndum de independencia de Escocia está previsto para el 19 de octubre del próximo año. Sturgeon dijo que el gobierno local escocés emprendería acciones legales para garantizar el referéndum si el gobierno del Reino Unido se niega a autorizarlo mediante un proceso legal. Esta declaración es respaldada por la opinión pública británica. La demanda de independencia escocesa está autorizada por la opinión pública.
Por otro lado, las demandas de abandonar Gran Bretaña por parte de Irlanda del Norte están haciendo eco. El día 27, hora local, la Cámara de los Diputados del Parlamento británico aprobó la moción del gobierno británico de enmendar unilateralmente parte del «Protocolo de Irlanda del Norte». Antes de eso, la Comisión Europea había iniciado procedimientos judiciales contra el gobierno británico por incumplimiento. Los analistas señalan que si el Reino Unido insiste en actuar de manera deshonesta, no solo intensificará la contradicción entre Gran Bretaña y Europa, sino también aumentará aún más la fuerza centrífuga de Irlanda del Norte para abandonar Gran Bretaña.
El partido nacionalista que siempre ha abogado por abandonar Gran Bretaña, el Sinn Fein, obtuvo la mayor cantidad de escaños en las elecciones parlamentarias de Irlanda del Norte hace más de un mes. En ese momento, la presidenta del partido, Mary Lou MacDonald, dejó claro que «ahora es el momento de preparar un referéndum para unificar Irlanda». Dado que el Sinn Fein apoya el cumplimiento del «Protocolo de Irlanda del Norte», si el gobierno británico no puede resolver las disputas con la UE, lo que hace que Irlanda del Norte vuelva a caer en la inestabilidad, la tasa de apoyo del Sinn Fein puede seguir aumentando y la demanda de «abandonar Gran Bretaña» de Irlanda del Norte también será más intensa.
¡Desde Escocia hasta Irlanda del Norte, la mitad del Reino Unido se está desmoronando! El gobierno de Johnson todavía tiene ganas para decir «no renunciar a Hong Kong», entonces ¿quiere renunciar al Reino Unido? Tal vez, quiere ostentar su fuerza en el exterior y su presencia internacionalmente para desviar los conflictos domésticos, pero se está engañando a sí mismo y a los demás. Una vez que las contradicciones se acumulen y evolucionen, es posible que los políticos británicos no solo enfrenten el tema de abandonar Gran Bretaña por parte de Escocia e Irlanda del Norte, sino también la consiguiente crisis de desintegración nacional y un mayor deterioro del estatus internacional.
Hong Kong es el Hong Kong de China y no tiene nada que ver con Gran Bretaña. Los políticos británicos deben reconocer la realidad y la tendencia general y despertar lo antes posible del sueño colonial. Deben preocuparse por qué hacer si Escocia e Irlanda del Norte «dejan el Reino Unido», y pensar en cómo asumir la «responsabilidad histórica» del pueblo británico!