Por Xinhua
Pastor, maratonista, ciclista y esquiador, Torsongan Bullik tiene muchas identidades y su nueva meta es convertirse en atleta de los Juegos Olímpicos de Invierno.
El joven de 26 años de edad, quien pasó su infancia como pastor en la región autónoma uygur de Xinjiang, en el noroeste de China, se convirtió en miembro del equipo nacional de formación de esquí de fondo de China, junto con otros 20 compañeros.
Afirma que por más de tres años ha estado trabajando duro para perfeccionar sus habilidades de esquí, aunque sabía que solo cuatro atletas serían seleccionados para competir en el estadio olímpico.
Torsongan Bullik dijo a Xinhua que no logró entrar en la lista final, pero trabajará como técnico en el distrito de Chongli de la provincia de Hebei, en el norte del país, durante las Olimpiadas de Invierno de Beijing.
«A pesar de que no fui seleccionado, estoy muy satisfecho con mi actuación, ya que he estado desafiando mis capacidades constantemente para mejorar», expresó.
Torsongan Bullik nació en una familia de pastores en las zonas pastorales del distrito de Wenquan, en la prefectura autónoma mongola de Bortala en Xinjiang.
A las diez años de edad pasó más de un mes arreando ganado bovino y ovino completamente solo en la zona montañosa. Afirma que todavía puede recordar su miedo por estar aislado en las montañas cuando era niño. «Estudiaré duro y nunca más tendré que arrear ganado», dijo a su padre después de la experiencia.
En 2009, se interesó en las carreras durante el primer año de su escuela secundaria, y su talento deportivo fue descubierto por Abdusalam Semet, quien se convirtió luego en su entrenador de carreras de largas distancias.
Su práctica rutinaria diaria fue intensa en aquel entonces, exigiendo a los corredores terminar dos pasadas de 5.000 metros, 3.000 metros y 2.000 metros, con intervalos de entre tres y cinco minutos.
«Muchos de los alumnos abandonaron durante el proceso, pero Torsongan Bullik siempre lo completó. Recuerdo que vomitó por el ejercicio agotador, pero siempre se llevaba al límite», señaló el entrenador.
El deportista comenzó a practicar ciclismo después de observar la Vuelta Ciclista del Lago Sayram, una carrera ciclista nacional para aficionados, patrocinada por el distrito de Wenquan por más de diez años.
Antes de cada competición, se apresuraba desde la zona pastoral donde vivía para vitorear a los atletas a lo largo de la pista de carrera.
«Los ciclistas enérgicos, sus trajes y cascos vistosos me fascinaban. Sentía que el ciclismo era realmente fenomenal», recordó.
En 2012, su padre le dio un regalo hermoso: una bicicleta de montaña que costó alrededor de 5.000 yuanes (unos 788 dólares).
«Mis amigos dijeron que estaba mimando a mi hijo, porque 5.000 yuanes eran suficientes para comprar muchos corderos. Pero creí en él. Sabía exactamente lo que estaba haciendo», recordó su padre.
Torsongan Bullik quería mucho a esta bicicleta y la montaba incansablemente. Dos años después, entró en la competición, esta vez como un deportista que estaba dispuesto a competir contra los otros candidatos que antes envidiaba.
Su primera carrera, sin embargo, no resultó bien. Cayó cuando atravesaba un cuesta empinada y sufrió lesiones graves en la espalda.
En 2015, fue admitido en la Universidad de Xinjiang. Durante sus años de universidad, viajó mucho por competiciones de ciclismo y maratones y ganó muchos premios y galardones. Y lo más importante fue lograr una oportunidad para perseguir su sueño olímpico.
El 18 de octubre de 2018, Torsongan Bullik fue el primero en cruzar la línea de llegada de una carrera ciclista de alta altitud celebrada en la región autónoma del Tíbet, en el suroeste de China.
La prueba fue transmitida en vivo y llamó la atención de las autoridades de la Administración General de Deportes de China.
En ese momento, la administración había iniciado la selección de atletas de diferentes deportes en preparación para los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing. Lo invitaron a incorporarse al equipo nacional de entrenamiento de esquí de fondo, un evento deportivo también reconocido como «maratón de nieve».
La invitación marcó un momento decisivo para la carrera profesional de Torsongan Bullik, pero siguen existiendo desafíos.
«Ha sido difícil», dijo. «Cuando comencé a esquiar sobre las cuestas cubiertas por nieve, la primera cosa que tuve que hacer fue adaptarme para no caer, y luego me pude centrar en las técnicas y la velocidad, mientras que mis compañeros habían practicando por más de medio año».
Según él, las habilidades de esquí y el mantenimiento del equilibrio son los factores clave para lograr buenos resultados continuamente, un prerrequisito para pasar rondas de pruebas de calificación para llegar al estadio olímpico.
A pesar de que cumplía los requisitos esenciales para ser esquiador, incluida la función cardiopulmonar y la resistencia, carecía de una parte superior del cuerpo fuerte y de fuerza en su centro corporal. Por eso, participó en la formación con sus compañeros de día, y entrenó solo en el gimnasio de noche para compensar estas limitaciones.
Sus esfuerzos dieron frutos. El 20 de febrero de 2019 ganó el primer lugar en un concurso interno del equipo. «La persistencia es la clave para la victoria, y el campeón es siempre alguien que está preparado», escribió en su cuenta de WeChat.
El año pasado regresó a su pueblo natal en dos ocasiones para entrenar en un complejo de esquí profesional recién abierto. Allí se encontró con unos aficionados jóvenes, quienes le recordaron los tiempos en que animaba a los atletas al lado de la carrera cuando era niño.
«Siempre que tengáis un sueño y tengáis confianza, todo es posible», contó a los jóvenes.
Torsongan Bullik está en camino a la provincia de Hebei, donde trabajará como técnico para asistir las operaciones de las Olimpiadas de Invierno de Beijing.
«Continuaré con mis esfuerzos. Siempre que no abandone, todavía tengo la oportunidad de competir en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026».