Siempre hemos escuchado del término “arrugas” como un genérico que aparece en el rostro luego del paso de los años o del ritmo de vida de la persona que las presenta. Lo común es que aparezcan en la frente, al costado de los ojos, entre las cejas o sobre los labios.

Pero, no todas las arrugas son iguales en términos de profundidad ni en lo que provocan en los rasgos de un rostro. Aunque ambas son signos de la edad, del cansancio, de deshidratación, se diferencian considerablemente en 2 aspectos:

Las arrugas horizontales son las también llamadas “arrugas de la felicidad” que aparecen en la frente y en los ojos, y que comúnmente son llamadas “patas de gallo”. No son tan profundas y no tienen un impacto severo en el rostro de quien las tiene. 

Las arrugas verticales son 3: Intercejales, que te hacen ver enojada, Nasogenianas, que te hacen ver triste y las verticales de los labios, que te dan una apariencia de ser mayor de lo que realmente eres.

Según cuentan varios dermatólogos, hoy las mujeres ya no quieren erradicar sus arrugas en forma específica, pero sí quieren tratar su expresión. Un rostro que luce triste, cansado, es una de sus principales preocupaciones, sobre todo, cuando su rostro no refleja como en realidad se sienten.

Durante años, la única solución para atenuar estas arrugas han sido tratamientos con agujas, que suelen tener que repetirse y aumentar su valor por cada vez que se aplican.